La receta de hoy está especialmente dedicada a los amantes del chocolate, tanto niños como adultos.
Es una receta muy fácil aunque hay que tener en cuenta los tiempo de reposado y enfriado. Por lo demás es pan comido!!
Y ¿para qué hablaros del resultado? Unas fabulosas trufitas con una corteza dura pero con un corazón que se deshace en la boca…¿se nota que me encantan, verdad?
Son perfectas para tener en la nevera y darse un caprichito a media tarde. O para sacar en una sobremesa con amigos y familiares. Aunque, si lo que quieres es sorprender a alguien, lo conseguirás si las introduces en una caja de lata con papel de arroz de un color llamativo.
Para hacerlas he utilizado lágrimas de chocolate sin frutos secos, de las cuales ya os hablé en la entrada de las Natillas de Chocolate. También he empleado el cacao puro en polvo de la marca Café-Tasse, me habían regalado una caja y nunca encontraba la receta perfecta para utilizarlo…hasta ahora! La verdad es que el sabor amargo que tiene le da un toque especial a las trufas.
Os puede llamar la atención que esta receta lleve sal en escamas pero leí, no sé donde, que potenciaba el sabor del chocolate, así que lo he probado y funciona!
Espero que os animéis a hacerlas y que me comentéis el resultado!
250 ml de nata
200 g de chocolate negro
1 pellizco de sal en escamas
4 cucharadas de ron
4 cucharadas de cacao en polvo
200 g de chocolate negro
En una cacerola amplia verter la nata y llevarla a ebullición.
Retirar del fuego y añadir los 200 g de chocolate. Dejar reposar, unos 10 minutos, hasta que el chocolate esté fundido.
Añadir la sal y el ron, remover con unas varillas hasta que la mezcla esté homogénea.
Enfriar en la nevera hasta que el chocolate se endurezca, aproximadamente 4 horas.
Cubrir una bandeja para horno con papel de hornear o similar. Tamizar encima de este papel el cacao en polvo.
Hacer porciones de la crema que estaba en la nevera. Se puede hacer con una cucharilla, con un sacabolas de melón o cualquier utensilio similar que nos resulte práctico. No os lo vais a imaginar pero yo he utilizado un quita corazones de los de las manzanas. Las porciones no me salieron redonditas pero si que me salieron homogéneas.
Rebozar las porciones en el cacao en polvo hasta que estén perfectamente cubiertas.
Introducir de nuevo en la nevera y dejar reposar toda la noche.
A la mañana siguiente fundir los 200 g de chocolate al baño de vapor. Removerlo bien para que todos los trozos estén derretidos y rebozar las trufitas en este chocolate.
Mientras colocar otro trozo de papel de hornear o similar donde colocaremos las trufitas.
Sacar parte de las trufas y dejar el resto dentro de la nevera para que no se calienten innecesariamente.
Para cubrir las trufas con el chocolate derretido yo utilizo un pincho de madera de brocheta y una cucharilla salsera. Cojo la trufa con el pincho, la pongo encima del chocolate y con la otra mano le vierto encima cucharadas de chocolate derretido mientras le voy dando vueltas para que quede cubierta por todos los lados. De esta manera el chocolate que se derrama cae otra vez en el cuenco y se puede reutilizar.
Cuando ya la tengo bien rebozada la coloco sobre el papel de hornear y tapo el agujerito que deja el pincho. Esta operación tiene que ser rápida y precisa porque sino la trufa se acabará por derretir y se nos caerá del pincho.
Una vez que tenemos todas las trufas cubiertas las pondremos a enfriar en la nevera, durante al menos 1 hora.
Se pueden decorar con un poco de chocolate blanco o azúcar de colores.
Se conservan perfectamente, durante semanas, en la nevera dentro de un recipiente hermético.
Es una receta muy fácil aunque hay que tener en cuenta los tiempo de reposado y enfriado. Por lo demás es pan comido!!
Y ¿para qué hablaros del resultado? Unas fabulosas trufitas con una corteza dura pero con un corazón que se deshace en la boca…¿se nota que me encantan, verdad?
Son perfectas para tener en la nevera y darse un caprichito a media tarde. O para sacar en una sobremesa con amigos y familiares. Aunque, si lo que quieres es sorprender a alguien, lo conseguirás si las introduces en una caja de lata con papel de arroz de un color llamativo.
Para hacerlas he utilizado lágrimas de chocolate sin frutos secos, de las cuales ya os hablé en la entrada de las Natillas de Chocolate. También he empleado el cacao puro en polvo de la marca Café-Tasse, me habían regalado una caja y nunca encontraba la receta perfecta para utilizarlo…hasta ahora! La verdad es que el sabor amargo que tiene le da un toque especial a las trufas.
Os puede llamar la atención que esta receta lleve sal en escamas pero leí, no sé donde, que potenciaba el sabor del chocolate, así que lo he probado y funciona!
Espero que os animéis a hacerlas y que me comentéis el resultado!
INGREDIENTES:
250 ml de nata
200 g de chocolate negro
1 pellizco de sal en escamas
4 cucharadas de ron
4 cucharadas de cacao en polvo
200 g de chocolate negro
PREPARACIÓN:
En una cacerola amplia verter la nata y llevarla a ebullición.
Retirar del fuego y añadir los 200 g de chocolate. Dejar reposar, unos 10 minutos, hasta que el chocolate esté fundido.
Añadir la sal y el ron, remover con unas varillas hasta que la mezcla esté homogénea.
Enfriar en la nevera hasta que el chocolate se endurezca, aproximadamente 4 horas.
Cubrir una bandeja para horno con papel de hornear o similar. Tamizar encima de este papel el cacao en polvo.
Hacer porciones de la crema que estaba en la nevera. Se puede hacer con una cucharilla, con un sacabolas de melón o cualquier utensilio similar que nos resulte práctico. No os lo vais a imaginar pero yo he utilizado un quita corazones de los de las manzanas. Las porciones no me salieron redonditas pero si que me salieron homogéneas.
Rebozar las porciones en el cacao en polvo hasta que estén perfectamente cubiertas.
Introducir de nuevo en la nevera y dejar reposar toda la noche.
A la mañana siguiente fundir los 200 g de chocolate al baño de vapor. Removerlo bien para que todos los trozos estén derretidos y rebozar las trufitas en este chocolate.
Mientras colocar otro trozo de papel de hornear o similar donde colocaremos las trufitas.
Sacar parte de las trufas y dejar el resto dentro de la nevera para que no se calienten innecesariamente.
Para cubrir las trufas con el chocolate derretido yo utilizo un pincho de madera de brocheta y una cucharilla salsera. Cojo la trufa con el pincho, la pongo encima del chocolate y con la otra mano le vierto encima cucharadas de chocolate derretido mientras le voy dando vueltas para que quede cubierta por todos los lados. De esta manera el chocolate que se derrama cae otra vez en el cuenco y se puede reutilizar.
Cuando ya la tengo bien rebozada la coloco sobre el papel de hornear y tapo el agujerito que deja el pincho. Esta operación tiene que ser rápida y precisa porque sino la trufa se acabará por derretir y se nos caerá del pincho.
Una vez que tenemos todas las trufas cubiertas las pondremos a enfriar en la nevera, durante al menos 1 hora.
Sugerencias:
Se pueden decorar con un poco de chocolate blanco o azúcar de colores.
Se conservan perfectamente, durante semanas, en la nevera dentro de un recipiente hermético.
madre mia esto es uh pecado jajaja besos wapa
ResponderEliminarÑam ñam ñam ñammmmm,¿que más se puede decir?, si pillara una...
ResponderEliminarGracias por tu receta. Voy a intentar hacerla y te cuento... siempre había buscado alguna receta en la que la parte exerior de la trufa fuera crujiente... Gracias
ResponderEliminarYa verás como vuelan de la bandeja!! Sus dos texturas las hacen especiales!
ResponderEliminarGracias a ti por tu comentario!!