LUSSEKATTER – BOLLOS SUECOS DE PAN DE AZAFRÁN


Llevo años viendo estos bollitos y es que, cuando se acerca el 13 de diciembre, los Lussekatter o bollos suecos de pan de azafrán se hacen un hueco entre los turrones y polvorones.

En Suecia, estos tiernos bollos son un dulce tradicional navideño que se preparan para la fiesta de Santa Lucía y que se toman durante todo el adviento acompañado de bebidas calientes como tés especiados o el famoso glögg.



Suelen tener varias formas pero yo me he estrenado con la más sencilla que es una S con los extremos enrollados sobre sí mismos. La verdad es que, aunque llevan su tiempo porque la masa tiene que reposar 2 veces, no son difíciles de hacer. Así que ya estoy planeando repetir la receta para probar con dibujos diferentes.

Ya os podéis imaginar que los lusserkatter o bollos suecos de pan de azafrán son ideales para desayunar porque son muy suaves y se pueden mojar en leche sin que se deshagan. Además con estas cantidades salen 12 bollitos con lo que tendremos suficiente para toda la familia.





INGREDIENTES
  • 75 g de leche
  • 1 sobrecito de azafrán molido o 1 g de azafrán en hebras
  • 60 g de mantequilla
  • 70 g de azúcar
  • 2 huevo (1 para la masa + 1 para pintar)
  • 1 yema
  • 3 pellizcos de sal
  • 60 g de agua templada
  • 15 g de levadura fresca
  • 430 g de harina de fuerza
  • 1 chorrito de aceite
  • 1 cucharada de agua
  • Uvas pasas o arándanos deshidratados
  • Azúcar perlado


PREPARACIÓN

Calentar la leche sin que llegue a hervir. Añadir el azafrán y dejar infusionar unos 5 minutos. Cuando la leche esté templada añadir la mantequilla cortada en trozos y dejar reposar para que se derrita poco a poco. Después mezclar los ingredientes hasta que estén integrados.

Agregar a la leche uno de los huevos, la yema, el azúcar y la sal. Batir bien para hasta que quede una mezcla homogénea.

En un cuenco, desleír la levadura en el agua templada. Agitar procurando que no queden trocitos. Incorporar a la mezcla de leche y huevos. Remover para integrar bien los ingredientes.

Añadir la mitad de la harina y batir. Ir añadiendo poco a poco la harina hasta que se convierta en masa. Pasarla a una superficie de trabajo espolvoreada de harina y seguir añadiendo la harina a cucharadas. La cantidad de harina usada no es siempre la misma, una vez que la masa esté suave y poco pegajosa dejaremos de incorporar para evitar excesos y que quede seca. Reserva siempre un poco para espolvorear la superficie de trabajo.

Amasar suavemente durante 5 minutos. Formar una bola y colocarla en un cuenco amplio untado con el aceite. Tapar con un paño limpio y dejar reposar hasta que haya doblado su volumen. Coloca el cuenco en un sitio libre de corrientes.

El tiempo de reposo puede variar dependiendo del calor y humedad de la estancia pero oscila entre 40 y 90 minutos. Una vez terminado el tiempo de reposo, desgasificar la masa amasándola suavemente.

Dividirla en 12 trozos de 65 g aproximadamente. En la superficie de trabajo formar 12 churros o cilindros de 30 cm de largo procurando que queden lo más perfectos posible.


Tomar el primer cilindro y enroscar uno de los extremos sobre sí mismo hasta llegar a la mitad del cilindro. Hacer lo mismo con el otro extremo pero enroscando hacia el lado contrario. Colocar el bollo en una bandeja forrada con papel de hornear o similar.

Repetir la operación hasta terminar con los cilindros. Ir colocándolos en la bandeja procurando dejar espacio entre unos y otros para que, cuando crezcan, tengan espacio suficiente y no se peguen entre ellos. Tapar con un paño y dejar reposar 30 minutos.

Precalentar el horno a 180º. En un cuenco mezclar el huevo restante con una cucharada de agua, agitar y pintar suavemente toda la superficie de los bollos con un pincel de cocina. Colocar dos uvas pasas en los bollos procurando que queden en el centro de cada rosca. También se puede adornar con azúcar perlado, en este caso no pondremos las uvas pasas.

Hornear en la altura media del horno durante 15 o hasta que los bollos tengan un bonito color dorado. Retirar, dejar que se enfríen un poco y pasarlos a una rejilla para que se enfríen completamente.

Para conservarlos se pueden guardan en un recipiente con cierre hermético. Aguantan perfectamente 4 días o aunque también se pueden congelar y descongelarlos el día que se necesiten.

PREPARACIÓN CON THERMOMIX

Calentar la leche durante 2 minutos, 90º, velocidad 1. Añadir el azafrán y dejar infusionar unos 5 minutos. Cuando la leche alcance la temperatura de 50º añadir la mantequilla cortada en trozos y dejar reposar para que se derrita poco a poco. Después 15 segundos, velocidad 3.

Agregar a la leche uno de los huevos, la yema, el azúcar y la sal. Batir durante 20 segundos, velocidad 3.

En un cuenco, desleír la levadura en el agua templada. Agitar procurando que no queden trocitos. Incorporar a la mezcla de leche y huevos. Batir 5 segundos, velocidad 2.

Añadir la mitad de la harina. Mezclar durante 10 segundos, velocidad 5. Programar 5 minutos, vaso cerrado, velocidad espiga e ir añadiendo poco a poco cucharadas de harina por el bocal. Dejar de añadir cuando la masa se despegue bien de las paredes y sea una masa suave. La cantidad de harina usada no es siempre la misma pero conviene no excederse para evitar que quede seca. Reserva siempre un poco para espolvorear la superficie de trabajo.

Terminado el amasado, formar una bola y colocarla en un cuenco amplio untado con el aceite. Tapar con un paño limpio y dejar reposar hasta que haya doblado su volumen. Coloca el cuenco en un sitio libre de corrientes.

El tiempo de reposo puede variar dependiendo del calor y humedad de la estancia pero oscila entre 40 y 90 minutos. Una vez terminado el tiempo de reposo, desgasificar la masa amasándola suavemente.

Dividirla en 12 trozos de 65 g aproximadamente. Espolvorear un poco de harina en la superficie de trabajo y formar 12 churros o cilindros de 30 cm de largo procurando que queden lo más perfectos posible.

Tomar el primer cilindro y enroscar uno de los extremos sobre sí mismo hasta llegar a la mitad del cilindro. Hacer lo mismo con el otro extremo pero enroscando hacia el lado contrario. Colocar el bollo en una bandeja forrada con papel de hornear o similar.

Repetir la operación hasta terminar con los cilindros. Ir colocándolos en la bandeja procurando dejar espacio entre unos y otros para que, cuando crezcan, tengan espacio suficiente y no se peguen entre ellos. Tapar con un paño y dejar reposar 30 minutos.

Precalentar el horno a 180º. En un cuenco mezclar el huevo restante con una cucharada de agua, agitar y pintar suavemente toda la superficie de los bollos con un pincel de cocina. Colocar dos uvas pasas en los bollos procurando que queden en el centro de cada rosca. También se puede adornar con azúcar perlado, en este caso no pondremos las uvas pasas.

Hornear en la altura media del horno durante 15 o hasta que los bollos tengan un bonito color dorado. Retirar, dejar que se enfríen un poco y pasarlos a una rejilla para que se enfríen completamente.

Aguantan perfectamente 2 días si se guardan en un recipiente con cierre hermético. Pasado este tiempo se van quedando resecos poco a poco, es el momento ideal para abrirlos a la mitad y meterlos en la tostadora. Cuando salen calientes son...puro vicio!!

Más información – Roscos de vino

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