Llevo todo el invierno esperando que llegaran las fresas a los mercados. No es para menos porque en mi cocina dan mucho juego, no sólo por su sabor si no también porque se pueden preparar de muchas maneras.
Su temporada es tan efímera que hay que sacarle el mayor provecho. Por eso además de mermeladas que nos duran todo el año podemos preparar ricas tartas y batidos o smoothies.
Este año hemos descubierto que también se pueden tomar fresas gratinadas. Es tan sencillo como hacer una crema a base de nata y huevos y requemar un poco las fresas con azúcar. Una combinación muy buena entre el punto dulce de la crema y ácido de la fruta.
¿Os animáis con esta nueva experiencia?
Poner la nata en una olla. Abrir la vaina de la vainilla a lo largo y retirar con la punta de un cuchillo las semillas del interior. Mezclarlas con la nata e incorporar también la vaina.
Llevar la nata hasta el punto de ebullición y retirar del fuego.
Mientras, batir las yemas con el huevo y el azúcar blanquilla hasta formar una crema suave y homogénea. Mejor si se hace con varillas eléctricas, ya que con las manuales nos llevará más tiempo.
Desechar la vaina de vainilla y verter la mezcla de huevo en la nata caliente, removiendo para evitar que se cuaje el huevo. Tiene que quedar una mezcla suave, de no ser así podemos pasarla unos 10 segundos por la batidora para que quede fina.
Dejar reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríe. Después tapar y guardar en la nevera durante 24 horas.
Finalizado el tiempo de reposo, precalentar el horno a 180º. Lavar las fresas y retirarles las hojas verdes. Cortarlas en láminas y repartir la mitad en 6 cuencos.
Batir la crema suavemente y repartirla entre los recipientes. Introducirlos en el horno durante 8 minutos. Transcurrido el tiempo, abrir el horno y poner el resto de los trozos de fresa encima de la crema. Cerrar y continuar horneando hasta que la crema esté cuajada. Aproximadamente entre 8 y 10 minutos aunque dependerá de lo profundo que sean los cuencos y del tipo de horno.
Retirar cuando la crema esté completamente cuajada. Espolvorear el azúcar moreno por arriba y con un soplete de cocina caramelizar la superficie. También se puede hacer con el gratinador del horno pero a mí me gusta más el soplete.
Se puede consumir caliente, templado o frío.
Poner la nata el vaso. Abrirla vaina de la vainilla a lo largo y retirar con la punta de un cuchillo las semillas del interior. Mezclarlas con la nata e incorporar también la vaina.
Calentar la nata durante 5 minutos, 100, velocidad 1. Retirar y reservar.
Sin lavar el vaso, poner la mariposa en las cuchillas. Batir las yemas con el huevo y el azúcar blanquilla durante 3 minutos a velocidad 3 ½.
Programar velocidad 2 sin tiempo. Desechar la vaina de vainilla y verter la nata caliente por el bocal. A continuación, poner el cubilete y batir 15 segundos, velocidad 3 ½.
Dejar reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríe. Después tapar y guardar en la nevera durante 24 horas.
Finalizado el tiempo de reposo, precalentar el horno a 180º. Lavar las fresas y retirarles las hojas verdes. Cortarlas en láminas y repartir la mitad en 6 cuencos.
Con varillas manuales, batir la crema suavemente y repartirla entre los recipientes. Introducirlos en el horno durante 8 minutos. Transcurrido el tiempo abrir el horno y poner el resto de los trozos de fresa encima de la crema. Cerrar y continuar horneando hasta que la crema esté cuajada. Aproximadamente entre 8 y 10 minutos más aunque dependerá de lo profundo que sean los cuencos y del tipo de horno.
Retirar cuando la crema esté completamente cuajada. Espolvorear el azúcar moreno por arriba y con un soplete de cocina caramelizar la superficie. También se puede hacer con el gratinador del horno pero a mí me gusta más el soplete.
Se puede consumir caliente, templado o frío.
Más información – Tutorial mermeladas / Layer cake decorado con rosas / Smoothie de fresas
Su temporada es tan efímera que hay que sacarle el mayor provecho. Por eso además de mermeladas que nos duran todo el año podemos preparar ricas tartas y batidos o smoothies.
Este año hemos descubierto que también se pueden tomar fresas gratinadas. Es tan sencillo como hacer una crema a base de nata y huevos y requemar un poco las fresas con azúcar. Una combinación muy buena entre el punto dulce de la crema y ácido de la fruta.
¿Os animáis con esta nueva experiencia?
INGREDIENTES
- 500 g de nata para montar
- 5 yemas
- 1 huevo
- 100 g de azúcar blanquilla
- 25 g de azúcar moreno
- 1 vaina de vainilla
- 10 fresas
PREPARACIÓN TRADICIONAL
Poner la nata en una olla. Abrir la vaina de la vainilla a lo largo y retirar con la punta de un cuchillo las semillas del interior. Mezclarlas con la nata e incorporar también la vaina.
Llevar la nata hasta el punto de ebullición y retirar del fuego.
Mientras, batir las yemas con el huevo y el azúcar blanquilla hasta formar una crema suave y homogénea. Mejor si se hace con varillas eléctricas, ya que con las manuales nos llevará más tiempo.
Desechar la vaina de vainilla y verter la mezcla de huevo en la nata caliente, removiendo para evitar que se cuaje el huevo. Tiene que quedar una mezcla suave, de no ser así podemos pasarla unos 10 segundos por la batidora para que quede fina.
Dejar reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríe. Después tapar y guardar en la nevera durante 24 horas.
Finalizado el tiempo de reposo, precalentar el horno a 180º. Lavar las fresas y retirarles las hojas verdes. Cortarlas en láminas y repartir la mitad en 6 cuencos.
Batir la crema suavemente y repartirla entre los recipientes. Introducirlos en el horno durante 8 minutos. Transcurrido el tiempo, abrir el horno y poner el resto de los trozos de fresa encima de la crema. Cerrar y continuar horneando hasta que la crema esté cuajada. Aproximadamente entre 8 y 10 minutos aunque dependerá de lo profundo que sean los cuencos y del tipo de horno.
Retirar cuando la crema esté completamente cuajada. Espolvorear el azúcar moreno por arriba y con un soplete de cocina caramelizar la superficie. También se puede hacer con el gratinador del horno pero a mí me gusta más el soplete.
Se puede consumir caliente, templado o frío.
PREPARACIÓN CON THERMOMIX
Poner la nata el vaso. Abrirla vaina de la vainilla a lo largo y retirar con la punta de un cuchillo las semillas del interior. Mezclarlas con la nata e incorporar también la vaina.
Calentar la nata durante 5 minutos, 100, velocidad 1. Retirar y reservar.
Sin lavar el vaso, poner la mariposa en las cuchillas. Batir las yemas con el huevo y el azúcar blanquilla durante 3 minutos a velocidad 3 ½.
Programar velocidad 2 sin tiempo. Desechar la vaina de vainilla y verter la nata caliente por el bocal. A continuación, poner el cubilete y batir 15 segundos, velocidad 3 ½.
Dejar reposar a temperatura ambiente hasta que se enfríe. Después tapar y guardar en la nevera durante 24 horas.
Finalizado el tiempo de reposo, precalentar el horno a 180º. Lavar las fresas y retirarles las hojas verdes. Cortarlas en láminas y repartir la mitad en 6 cuencos.
Con varillas manuales, batir la crema suavemente y repartirla entre los recipientes. Introducirlos en el horno durante 8 minutos. Transcurrido el tiempo abrir el horno y poner el resto de los trozos de fresa encima de la crema. Cerrar y continuar horneando hasta que la crema esté cuajada. Aproximadamente entre 8 y 10 minutos más aunque dependerá de lo profundo que sean los cuencos y del tipo de horno.
Retirar cuando la crema esté completamente cuajada. Espolvorear el azúcar moreno por arriba y con un soplete de cocina caramelizar la superficie. También se puede hacer con el gratinador del horno pero a mí me gusta más el soplete.
Se puede consumir caliente, templado o frío.
Más información – Tutorial mermeladas / Layer cake decorado con rosas / Smoothie de fresas
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